Los niños son rápidos para los procesos de aprendizaje a través del acompañamiento de los adultos, tradicionalmente los juegos infantiles y al aire libre tenían un gran alcance en una jornada habitual de los niños. Sin embargo, la tecnología y con ellos los celulares empezaron a ganar terreno en la cotidianidad, con gran frecuencia escuchamos decir que los niños de ahora viene con un chip, es una expresión para aludir a lo imperante de una cultura donde la tecnología hace parte de la cotidianidad, una cibercultura donde los niños, como nativos digitales, inevitablemente están muy imbuidos.
Es ineludible la presencia de las pantallas en la actualidad, que además de abrirnos nuevas formas de comunicación, nos permite maneras de sostener los vínculos y el conocimiento. No obstante, el uso excesivo de estas tecnologías, no deja por fuera a los niños. Estos empezaron a tener más tiempo con un aparato tecnológico como el celular, no es raro ver a un niño menor de tres años sentado en su silla o su coche con un celular viendo un video. Las pantallas se tomaron los espacios del juego libre, tanto que se habla de adicciones al internet, aislamiento social, fracaso escolar, entre otras formas sintomáticas actuales.
Mediar la educación a través de la tecnología, donde ésta viene a ocupar gran parte de la vida de los niños, incide en el aprendizaje, en la atención y en la afectividad. La conexión con el celular genera una variedad de efectos en el desarrollo intelectual, motriz, emocional y en las habilidades sociales, así como nuevas formas de construir conocimiento. Se han generado hábitos cibernéticos para evitar la sensación de estar solos y reemplazar el establecimiento de los vínculos.
Para promover una adecuada salud mental de los niños es importante el vinculo con los padres y/o adultos significativos, donde los niños puedan acceder al leguaje comprensivo y vinculante en la cultura. Con el uso en los pequeños de las pantallas se corre el riesgo de un efecto des-socializante, los vínculos son menos reales y más virtuales, se desdibuja la relación en el mundo real y se establece una imperiosa necesidad de estar permanentemente conectados, en una relación con la virtualidad. Las identificaciones que eran trasmitidas en el medio familiar, ya son establecidas por personajes irreales, de la fantasía y de los juegos y series infantiles.
De otro lado, en los procesos de aprendizaje, con el uso de los computadores y las tablets la lectoescritura ha ido en decadencia, las búsquedas rápidas de tareas y resúmenes facilita las tareas, pero a la vez entorpece la habilidad para la comprensión de un texto. Así también cada vez está más en desuso la utilización del lápiz y con ella se ve afectada la motricidad fina, importante para la caligrafía y los procesos escriturales.
Por último, se podría decir lo mucho que afecta al sueño de los niños el estar en las pantallas, el sin límite del juego no les permite un agotamiento para retirarse a un sueño reparador, al contrario, un niño cuyo objeto de interés es el celular o las pantallas, no se va a querer separar de esta forma de satisfacción, aunque que esto le reduzca su calidad del sueño.
Por lo tanto, los padres o personas a cargo de los menores deben regular el tiempo en estos aparatos, si se deja que esta sea la manera habitual de vinculo, es probable que se vuelva en dependencia, situación que más adelante va a ser más problemática. Las ventajas o desventajas del uso del celular son relativas, pero es responsabilidad de los padres controlar el uso de estos dispositivos, es importante el acompañamiento y el uso limitado de este, estar muy atentos y saber que contenido comparten o visitan nuestros niños.